Eduardo Arriagada ha dedicado los últimos años a estudiar el avance de la comunicación a través de las redes sociales. La interconexión que ha permitido el desarrollo de aparatos electrónicos multitarea, cada vez más rápidos y con la posibilidad de estar disponibles por más tiempo, nos ha llevado a transformarnos en actores de la comunicación y poder interactuar con audiencias y personajes que nuestros abuelos o padres no podrían imaginar.
Escribirle al Papa Francisco o a una estrella de rock y pensar que nuestro mensaje podría ser visto o contestado es una realidad. Para el mundo político se ha convertido en una herramienta de rendición de cuenta diaria ante sus electores. También ha generado desafíos para la prensa que debe adaptarse a informar cuando a veces los acontecimientos se transmiten en directo y no por sus plataformas o a enfrentar la manipulación a través de información falsa o sesgada.
-En tu libro expresas que hemos dejado de ser una audiencia pasiva para convertirnos en usuarios activos en el mundo de la información sin haber tenido una formación para en ello ¿Qué ha significado?
-Este problema se entiende recordando lo que ocurrió antes con la invención de la imprenta. La imprenta nos permitió pasar de escuchar lo que querían decirnos a poder elegir qué leer y con el tiempo este paradigma de mensajes reproducidos se extendió a permitirnos elegir también qué ver y qué escuchar. Cuando aparece la imprenta hay un primer momento que la población no podía aprovechar la tecnología porque apenas sabían leer.
De hecho pasaron 150 años entre la impresión de la primera Biblia hasta la publicación de un periódico diario. Esos 150 años fueron el tiempo de ajuste, la sociedad tuvo que alfabetizar a la población. Ahora tenemos los dispositivos, pero nos falta emparejar la cancha, lo que se llama la alfabetización digital para poder masificar el uso adecuado y eficiente de estos espacios.
-Planteas en el libro algunos ejemplos de cómo empresarios y activistas han aprovechado el entorno digital para entender mejor los dolores de la sociedad ¿Qué ha significado para el entorno esta situación?
-En varias partes del libro muestro la relevancia y la oportunidad de escucha. Cómo las conversaciones están grabadas y se pueden recuperar y acumular. Hoy el trabajo que hacemos en el Laboratorio Social Listening UC justamente aprovecha las redes para acumular grandes cantidades de conversaciones en torno a un tema.
Por ejemplo nosotros independiente de los clientes, que son instituciones y empresas, hemos realizado en forma abierta escuchas en torno a las vacunas y los procesos electorales y lo que se consigue con éxito es entender el “insight” de la opinión dominante lo que le permite a los que lo aprovechan ajustar el discurso y sus palabras a los intereses de la gente.
– ¿Falta regulación en materia de redes sociales o debe mantenerse un entorno de libertad extrema?
-Sería tremendamente cauto. El libro cita a Innerarity que indica que históricamente la democracia ha mostrado que como sistema sabe lidiar mejor con la mentira que con el control de la información que es la respuesta de los poderes en general a la existencia de mentiras. Regular las redes pasa por permitir a los mismos políticos que generan una parte relevante de la desinformación, que intervengan en nuestra interacción individual.
– ¿Qué ha afectado a la sociedad el estar hiperconectados? ¿Qué se ha dejado de hacer o sentir?
-Implícitamente en esa pregunta estás mencionando el trabajo de un escritor que cito en el libro, Pierre de Biasi que habla del teléfono como un tercer cerebro que asume funciones relevantes de la inteligencia que se las delegamos al aparato, como puede ser el uso de sistemas de inteligencia para movernos por el tráfico urbano.
Cuando delegamos funciones, como sucedió con el uso de la calculadora es evidente que perdemos el valor del cálculo mental, casi como con la escritura en computadores perdemos el valor de la escritura manuscrita. Estos procesos de automatización tienen costos en competencias humanas relevantes, pero las ventajas superan a los inconvenientes, lo que no significa que se deban usar desde la niñez.
-¿Qué desafíos deberá enfrentar la prensa en este mundo en el que la instantaneidad y las conversaciones pueden ser directas, pero que también se enfrentan a un manejo a través de información falsa?
-El tema de la relación de la prensa con las mentiras, la instantaneidad y las conversaciones tiene un evidente impacto económico que ha obligado a ajustar el negocio periodístico mientras se descubre una nueva forma de generar los ingresos perdidos. Pero ese entorno también es una oportunidad, la incomodidad creciente de la población con las mentiras releva el rol del periodismo que justamente busca mostrarlas como tales.
Las conversaciones también permiten superar ciertos defectos de la cultura periodística en el trato a sus audiencias, creo que la clave pasa porque los medios asuman que su desafío es construir una comunidad en su entorno a la que el medio ayude a moverse en este entorno y sean verdaderos asesores en el proceso de la alfabetización digital de esas personas.